En nuestros 14 años de experiencia hemos comprobado que existen unos patrones de niños con una misma problemática a la hora de comer: niños que no mastican, no comen verduras, detestan las legumbres y comer pescado se hace una tarea casi imposible.
Y así un sinfín de problemas más a la hora de comer en casa, que desaparecen como por arte de magia cuando van al comedor escolar. A muchos padres les parece mentira que sus hijos coman de todo y en un tiempo establecido. Temen que sus hijos estén alimentándose mal y que la escuela no les diga toda la verdad cuando les cuenta que comen bien. Pero….todo esto no es magia. Tiene una explicación. Y es que aunque parezca imposible, generalmente los niños comen mejor en la escuela que en casa.
La hora de la comida en la escuela es un acto social, una actividad lúdica para ellos, una actividad lectiva más. Aprenden buenos hábitos de alimentación y una actitud agradable y positiva hacia la comida. Pese a que tengan que comer cosas que no le gustan, saben que es lo que hay y no tienen más opciones.
El ambiente en el comedor escolar es más relajado. Generalmente si en casa se come mal se produce un pequeño tira y afloja, que genera en un encontronazo entre padres e hijo. Por el contrario en la escuela, los responsables de comedor vigilan a varios niños. Si uno no se lo come todo intentarán motivarlo para que lo haga, pero no estarán en exclusiva insistiendo ni centrando toda su atención en él. Además la relación entre el niño y el responsable es más neutral que la que mantiene con los padres, lo que evita los posibles chantajes con la comida. Pese a todo siempre existe una flexibilidad, sobre todo cuando se están acostumbrando al comedor.
Muchas de las cosas que aprenden los niños son por imitación. Si ven que los demás niños son capaces de hacer ciertas cosas, ellos intentarán repetir el comportamiento y superar las dificultades. Una vez conseguido el objetivo, el niño experimenta una gran satisfacción, lo que les prepara y les motiva para afrontar los siguientes retos.
Por todo ello podemos decir que el comedor les ayuda a:
• Socializarse, ya que es un rato para compartir, hablar de la jornada matinal….
• No ser caprichosos, aprenderán a comer de todo y sin protestas ni traumas
• A tener una mayor autonomía, ya que comen ellos “solos”.
Por otro lado a las empresas que ofrecen menús a las escuelas con su experiencia, la observación de sus técnicos y la colaboración de los responsables de comedor, elaboran los menús, conjugando calidad, variedad y equilibrio nutricional. Detrás de cada plato que sirven, hay un equipo humano integrado por cocineros, técnicos en alimentación, operarios de limpieza, etc. que trabajan para ofrecer lo mejor.
Fuente : (Adela Rivero y Consuelo Yrazusta (profesoras de Educación Infantil y Psicopedagogas)